¿Qué es la dislipidemia?

La dislipidemia (o dislipemia) es una concentración elevada de lípidos (colesterol, triglicéridos o ambos) o una concentración baja de colesterol rico en lipoproteínas (HDL).

Profundizando en la enfermedad

Las lipoproteínas son partículas de proteínas y otras sustancias. Transportan grasas, como el colesterol y los triglicéridos, que, por sí mismas, no pueden circular libremente por la sangre.
Existen distintos tipos de lipoproteínas, incluyendo:

  • Quilomicrones
  • Lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL)
  • Lipoproteínas de baja densidad (LDL)
  • Lipoproteínas de alta densidad (HDL)

Aunque no existe un límite natural entre las concentraciones normales y anormales de colesterol, para los adultos es deseable una concentración de colesterol total inferior a 200 mg/dL. Y para muchas personas resulta beneficioso mantener la concentración de lípidos aún más baja. El riesgo de un infarto de miocardio se duplica cuando el valor del colesterol total se aproxima a los 300 mg/dL.

El valor del colesterol total es solo una guía general para calificar el riesgo de ateroesclerosis. Los niveles de los componentes del colesterol total, en especial el colesterol de las LDL y el colesterol de las HDL, son más importantes. El riesgo aumenta cuando la concentración de colesterol LDL (el malo) es alta. Tener una concentración elevada de colesterol HDL (colesterol bueno) no se considera habitualmente una enfermedad, ya que disminuye el riesgo de ateroesclerosis. Sin embargo, una concentración baja de colesterol HDL (definida como menos de 40 mg/dL) se asocia con un aumento del riesgo. Los expertos consideran que la concentración deseable de colesterol LDL debe ser inferior a 100 mg/dL.
Aún no está claro si los valores altos de triglicéridos aumentan el riesgo de un infarto de miocardio o de un accidente cerebrovascular. Aunque los valores de triglicéridos superiores a 150 mg/dL se consideran anómalos, no parece que esto sea un factor de riesgo en todos los casos. Si además de una concentración alta de triglicéridos, el nivel de colesterol HDL es bajo o existe diabetes, nefropatía crónica o numerosos familiares cercanos han padecido ateroesclerosis (antecedentes familiares), el riesgo de infarto de miocardio o de accidente cerebrovascular aumenta.

Causas

Los factores que causan la dislipidemia se clasifican en

  • Primarios: causas genéticas (hereditarias)
  • Secundarios: estilo de vida y otras causas

Tanto las causas primarias como las secundarias contribuyen a la dislipidemia en diversos grados. Por ejemplo, una persona con una hiperlipidemia hereditaria puede presentar concentraciones de lípidos aún más elevadas si también tiene causas secundarias de hiperlipidemia.

Foto por kayleigh harrington
La vida sedentaria y mala alimentación suelen ser factores causantes.

La causa secundaria más importante de la dislipidemia es un estilo de vida sedentario con una ingesta excesiva de grasas saturadas, colesterol y grasas trans.
Algunas otras causas secundarias frecuentes incluyen las siguientes:

  • Sufrir diabetes mellitus
  • Consumir grandes cantidades de alcohol
  • Sufrir nefropatía crónica
  • Sufrir hipotiroidismo
  • Sufrir cirrosis biliar primaria
  • Uso de ciertos medicamentos

Sintomas

Los niveles altos de lípidos en la sangre no suelen causar síntomas. En algunas ocasiones, cuando los valores son particularmente altos, la grasa se deposita en la piel y en los tendones, donde forma unos abultamientos denominados xantomas. A veces la persona desarrolla anillos opacos blancos o grises en el borde de la córnea.

 

Cuando los niveles de triglicéridos son muy altos, se produce una hipertrofia del hígado o del bazo, una sensación de hormigueo o de quemazón en las manos y los pies, dificultad respiratoria y confusión, y puede aumentar el riesgo de desarrollar pancreatitis, un trastorno que provoca dolor abdominal intenso y puede ser mortal.

Tratamiento

— Perder peso
— Ejercicio
— Disminuir las grasas saturadas
— Con frecuencia, hipolipemiantes

Por lo general, el mejor tratamiento consiste en adelgazar si se tiene sobrepeso, en dejar de fumar si se fuma, en reducir la cantidad total de grasas saturadas y de colesterol que se consumen, en practicar más ejercicio y, después, si fuera necesario, en tomar un fármaco hipolipemiante.
Practicar ejercicio de manera periódica ayuda a disminuir el nivel de triglicéridos y a aumentar el de colesterol HDL. Un ejemplo consiste en caminar con rapidez durante por lo menos 30 minutos diariamente.

Foto por Tyler Nix
Una vida activa nos ayuda a controlar nuestro peso.

Dieta hipolipemiante

Una alimentación con poca cantidad de grasas saturadas y de colesterol reduce los valores de colesterol de las LDL. Sin embargo, las personas con concentraciones elevadas de triglicéridos también necesitan evitar el consumo de grandes cantidades de azúcar (ya sea en alimentos o en bebidas), de harina refinada (como la que se usa en la mayoría de los productos comerciales horneados) y de alimentos con almidón (como las patatas y el arroz).
Se recomienda comer mucha fruta, verdura y cereales integrales, que, de forma natural, tienen pocas grasas y nada de colesterol. También se recomienda comer alimentos con una gran cantidad de fibra soluble, ya que esta se une a las grasas en el intestino y contribuye a reducir el colesterol. Entre estos alimentos se encuentran el salvado, la avena, los frijoles o alubias, los guisantes, el arroz integral, la cebada, los cítricos, las fresas y la pulpa de manzana. La ispágula, que se suele tomar para aliviar el estreñimiento, también reduce el nivel de colesterol.

Hipolipemiantes

El tratamiento con fármacos hipolipemiantes depende no solo de la concentración de lípidos, sino también de si existe una arteriopatía coronaria, diabetes u otros factores de riesgo. Se puede disminuir el riesgo de infarto de miocardio o de accidente cerebrovascular en personas con arteriopatía coronaria o diabetes mediante el uso de los fármacos hipolipemiantes llamados estatinas.
En las personas con niveles de colesterol muy altos o con otros factores de riesgo elevados de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular, tomar fármacos hipolipemiantes también puede ser de ayuda.

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